A diario encontramos personas frustradas con su vida laboral. Personas que viven contando los días esperando el viernes; que pasan los meses esperando el día feriado o las vacaciones para “tener vida”. Son los mismos que desde el domingo empiezan a lamentar la cercanía del lunes o que al terminar sus vacaciones literalmente sufren la idea de regresar al trabajo.
Nunca es por pereza. La mayoría de nosotros vive la vida en torno al trabajo, aunque a menudo no estemos a gusto por varias razones. Algunas de las más comunes son:
- No me pagan bien
- No me gusta lo que hago
- No me valoran
- No tengo oportunidades de crecer
- No me llevo bien con mis compañeros
- El ambiente es hostil
- Me genera mucho stress
- Trabajo bajo mucha presión
- Me explotan
- Apenas me queda tiempo para estar con mi familia
- Apenas me queda tiempo alimentarme bien, ejercitarme o descansar
- Detesto seguir instrucciones
- Detesto pedir permiso
Si a esto sumamos la carrera mañanera para salir de casa y el tiempo de transporte para llegar y regresar, más los desarreglos que a menudo hacemos quedándonos tiempo extra o llevando trabajo a la casa, estamos hablando de jornadas laborales entre 12 y 15 horas diarias. ¡Claro que es abrumador y agotador! Especialmente si no descansamos suficiente y si no nos alimentamos ni nos hidratamos bien.
Si hacer esto de lunes a viernes durante 1 año es extenuante ¿Cuán extenuante será repetir este patrón durante 25 ó 30 años de carrera laboral? Es decir, durante unas 1,500 semanas de tu vida.
Es difícil de asimilarlo cuando reflexionamos en la cantidad de tiempo y vida que nos cuesta. Sin embargo, la mayoría de nosotros no piensa en esto porque nos han enseñado a montarnos en este tren laboral como si fuera “ley de vida”. Desde la escuela nos enseñan cosas como: “tienes que estudiar para que tengas un buen trabajo y seas “alguien en la vida”. Es decir, no sólo estamos destinados a trabajar 1,500 semanas para “ganarnos la vida”, sino que nuestro trabajo definirá si seremos o no “alguien en la vida”.
Si eres del 20% que ama lo que hace en su trabajo, la carga pesa menos. Si perteneces al 80% que detesta su trabajo, pesa el doble, pues además del agotamiento físico cargamos el emocional: frustración, coraje, tristeza, vergüenza, ansiedad. Estas emociones afectan todo lo que hacemos. Afectan nuestras relaciones, nuestros patrones de descanso, la forma en que vemos la vida. Nos amargamos, nos sentimos infelices, andamos de mal humor y con razón. El poco tiempo que nos queda se vuelve incómodo. Dejamos de disfrutar de los días libres, de las vacaciones, del tiempo limitado que nos queda con nuestra familia porque no logramos desconectarnos de la sensación de estar en una calle sin salida.
Algunas personas se resignan, otras esperan por que llegue su día de suerte, o esperan un milagro o esa “gran oportunidad” que tocará su puerta y les permitirá vivir la vida soñada. Puede ser un premio de lotería, un trabajo con condiciones ideales o una oportunidad de negocio. Curiosamente, estos eventos míticos tienen una característica común: todos dependen de un elemento externo, de algo o alguien que no eres tú, así que esperamos a que lleguen y no hay nada que hacer.
Estamos tan adoctrinados a que nuestra vida se determine por decisiones de otras personas, que lo dejamos todo a su voluntad. Esta mentalidad suele llevarnos a asumir una postura de victimez, desde la cual creemos que todo lo que nos pasa es porque no hemos tenido suerte, o no ha llegado una buena oportunidad. Desde esta postura, no tienes nada que hacer, solo esperar el milagro. Es una postura cómoda que no requiere asumir ninguna responsabilidad. Cuando asumes esta postura, tu vida la determinarán los demás, no tú. Desde esta postura no hay alternativas.
Lo contrario sería la asumir una postura de responsabilidad. En lugar de sentarte a esperar por alguien, tú provocas el milagro, tú creas la oportunidad. Si va a ocurrir algo, depende de ti 100%. El primer paso lo das tú, y el segundo también. Desde esta postura, podemos crear todo, incluyendo un negocio que nos permita una renuncia feliz y pasar de la vida de empleado a dueño de negocio.
Hay buenas noticas 😊
En esta comunidad compartiremos información sobre sistemas simples, hábitos y herramientas que si los aplicas, te facilitarán el camino para independizarte de tu empleo a través del desarrollo de un negocio creado por ti y para ti.
Aquí te apoyaremos y te acompañaremos en el camino hacia una renuncia feliz que ocurrirá sólo cuando ya tu negocio provea para sustituir tu salario. No promovemos la renuncia impulsiva, ni incitamos a nadie a dejar su trabajo. Nuestra misión es que inicies tu negocio mientras trabajas y empieces a producir resultados en el menor tiempo posible. Cuando los ingresos de tu negocio sustituyan tu salario por tres meses consecutivos, la renuncia será un proceso natural, y será una renuncia feliz.
En nuestro sistema trabajaremos las metas en el siguiente orden:
- Definir tu idea de negocio
- Validar y probar tu idea de negocio
- Generar tu primera venta
- Repetir tu venta varias veces
- Generar ingresos que igualen tu sueldo
Si ya tienes una idea de negocio, pero no encuentras por dónde empezar a falta de tiempo y capital, aquí encontrarás herramientas para validar tu idea y ponerla a producir en su versión más simple.
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Te damos la bienvenida a Renuncia Feliz 😊
25 de agosto 2018
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